El flan es un clásico. Es un postre preparado con huevos, leche, azúcar y algún saborizante. Se sirve frío, tiene un delicioso sabor y una textura suave y cremosa.
Este es el primer postre que aprendí a preparar, mucho antes de que se me metiera en la cabeza estudiar Artes Culinarias, por los tiempos que ni siquiera sabía que algún día me dedicaría a la pastelería.
Claro está, que luego de estudiar y con el pasar de los años he aprendido ciertos truquitos que te voy a compartir, para que siempre te salga como si fueses un experto.
Primero lo primero, vamos con la receta:
1 lata de leche condensada (397 gramos)
1 lata de leche evaporada (la clásica leche ideal: 315 gramos)
6 huevos
10 ml de extracto de vainilla
8 onz de queso crema.
2 tazas de azúcar granulada blanca para el caramelo.
Yo no le pongo azúcar. Considero que para esta receta la leche condensada le da el punto suficiente de dulzor y me gusta sentir el leve saladito del queso crema. Pero si te gusta más dulce puedes agregar 50 gramos de azúcar granulada a la mezcla.
El secreto de un buen flan es el caramelo, y a mi parecer es la parte que se puede volver un dolor de cabeza, pero sólo es cuestión de controlar el calor.
El caramelo es lo que le da el aroma y sabor característico del flan. Para esta receta yo uso 2 tazas de azúcar blanca granulada, porque me gusta con mucho caramelo.
Preparación:
- Coloca el azúcar en una olla a fuego medio y deja que se caramelice lentamente. No hace falta que lo toques al principio, deja que se empiecen a formar burbujitas. No hay prisa, es caramelo necesita tiempo.
- Cuando empiece a cambiar de color a un tono miel clarito, presta atención para que no se queme el caramelo. El caramelo quemado tiene un sabor amargo que puede arruinar el sabor final de tu flan. Baja la temperatura o incluso apaga el fuego y empieza a remover con una espátula que aguante temperaturas altas. Deja cocinar hasta que consigas un color ámbar.
Ten mucho cuidado cuando estés trabajando con caramelo, no vayas a quemarte.
- Una vez esté listo, sácalo inmediatamente del fuego y viértelo en tu flanera o en el molde donde cocinarás el flan. Asegúrate que tanto el fondo como las paredes de tu molde queden completamente cubiertas de caramelo, esto evitará que se pegue. Yo no tengo flanera, así que usé un molde de 7” de diámetro x 3” de alto.
Para hacer la mezcla del flan, solo necesitarás una licuadora.
- Coloca todo el resto de los ingredientes en tu licuadora y licúa hasta que los mismos se integren. Vierte la mezcla en el molde que tienes previamente preparado con el caramelo.
- Este flan lo vamos a hacer a baño maría para garantizar una cocción delicada. Calienta agua y agrégasela a la bandeja donde colocarás el molde del flan. Asegúrate que el agua cubra ¾ del borde del flan.
- Lleva el flan al horno (aunque también lo puedes cocinar en la estufa a fuego medio) precalentado a 150°C (300°F) por aproximadamente 1 hora 30 minutos (es el tiempo que me tomó a mi porque usé un molde hondo, quería mi flan con un poquito de altura), o hasta que alcance una temperatura interna de 75°C a 80°C (170°F a 175°F). En el medio estará suave pero no aguado, cuando insertes un palito en el centro debe salir limpio.
- Retíralo del baño maría y déjalo enfriar totalmente. Tápalo y refrigera por mínimo 4 horas antes de desmoldar (yo lo dejo hasta el día siguiente).
Aquí vienen mis truquitos:
- Como ya te dije el secreto de un buen flan empieza por el caramelo. Debes tener mucho cuidado en no dejar quemar el caramelo, su sabor es muy amargo y arruinaría totalmente el sabor final de un buen flan.
- Cocínalo siempre a baño maría para una cocción delicada.
- Si no tienes flanera, puedes usar un molde y tapar con papel de aluminio.
- Que los ingredientes estén a temperatura ambiente, esto afecta los tiempos de cocción.
- Controla la temperatura. Solo cocina hasta conseguir una temperatura interna de 175°F. Por arriba de esta el flan estará sobrecocido, con muchas burbujas y no obtendrás esa textura sedosa que tanto nos gusta de un buen flan.
- Ten un poco de paciencia y deja el flan reposar en la nevera. Lo mejor es desmoldarlo al día siguiente.
- Cuando vayas a desmoldar el flan, calienta un poco la base para que el caramelo se derrita y sea más fácil desmoldar.
- A mi me encanta el saborcito leve saladito que le da el queso crema, aparte de la cremosidad que aporta, pero si no eres fan puedes omitirlo y te quedará un clásico flan. Inclusive puedes saborizar con tu licor favorito, chocolate, café, dulce de leche...lo que se te ocurra.